¿DONDE ENCUENTRO EL CONSUELO?
(Sal 119:50 [PDT])
Tu promesa es mi consuelo cuando sufro; tu palabra me devuelve la vida.
Me siento triste, hoy todo el día ha sido una lucha con mi cuerpo, el dolor es poco perceptible pero molesto. Me dirijo a la cocina y preparo un té, quiero encontrar el reposo y el bienestar.
Ayer me inyectaron una sustancia, específicamente un ácido que fortalecerá mis débiles huesos afectados por el cáncer. No puedo negar que existen momentos como el que describo en esta entrada, pues no es una enfermedad poco considerable como un resfriado. Pero al fin, toca las fibras más sensibles de mi alma.
Cuantas veces me he refugiado en Dios, en el trascurso de mi vida siempre he llegado corriendo a su presencia, pero no solo para encontrar ayuda sino perdón, misericordia y gracia. Claro que en estos pequeños renglones se encierran décadas de mi existencia.
Con errores, fallas y pecados que, de no haber sido por el infinito amor de nuestro Padre Celestial, con seguridad ya no contaría en el mundo de los vivientes.
Dios tiende su mano para que podamos asirnos con fe de ella, es la tabla de salvación en la tormenta, el que nos libra del "fuego ardiente de la prueba", el que humildemente conoce lo que pasa en nuestros corazones y almas sin reproche alguno, al contrario, está esperando que nuestra boca se abra para llamarle y acogernos al alivio que nos da en los "días nublados" de nuestra prueba.
Si, ciertamente estoy siendo probado, no lo hace para ver cuanto aguanto sino cuanto dependo de su Palabra y su presencia, cuanto mi corazón se humilla para tomar de sus recursos y dejar los míos.
Convierte mi grito de angustia, tristeza y desesperación en un grito de victoria y alabanza, recito con fe la primera parte del salmo que encabeza mi escrito y digo "...Tu promesa es mi consuelo cuando sufro..." Por principio de cuentas el consuelo es la fuerza que me da precisamente hoy, pero tiene una fuente muy clara "...sale de su promesa..." sinónimo "...de su Palabra...".
¡Qué preciosa fuente tenemos los que ponemos la confianza en Dios para esos momentos críticos, su Palabra "sopla", esto es, nos da aliento, ¡ánimo y con ello esperanza y hace que nuestras cabezas se levanten para darle la gloria!
No solo esto hallamos que nos influye su palabra como lo es el consuelo, sino también "vida", " tu palabra me devuelve la vida". el salmista nos dice esto porque cuando estás en necesidad muchas veces nos enfrentamos a la muerte. y la experiencia del consuelo y de la vida vuelve a nuestras almas para vigorizarnos.
¿Quieres saber sobre el mejor refugio para tiempos de desaliento, enfermedad, desilusión etc.? lo hallas solamente en Dios y su Palabra, el cual te asegura que te levantará en triunfo. Solo no te olvides que es El no nosotros.